DIA DE MUERTOS UNA TRADICION VIVA QUE PERDURA

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DIA DE MUERTOS UNA TRADICION VIVA QUE PERDURA

 

 

 

Punto Exacto

Por Julian Puente

Chetumal

 

 

El Día de Muertos no solo nos invita a recordar a los que ya no están, sino también a apreciar y valorarnos a nosotros mismos y a nuestros seres queridos. Es crucial disfrutar de nuestra existencia, recordando que todos, en algún momento, nos uniremos al reino de los que han partido. Más allá de rendir homenaje a la muerte, debemos honrar nuestra propia vida y la de quienes nos rodean.

 

En la víspera de la celebración, familias y comunidades se preparan meticulosamente para recibir a las almas de sus difuntos. La oferta, o “ofrenda”, es un componente central en esta celebración. En cada hogar, se erigen altares recubiertos de coloridos manteles y decorados con fotografías, flores de cempasúchil, veladoras, calaveras de azúcar, y platillos típicos que eran del agrado de los difuntos. Este ritual no solo sirve como un recordatorio del ciclo de la vida y la muerte, sino también como una manifestación de amor y respeto.

 

México posee una gran riqueza cultural que abarca diversas manifestaciones. Nuestra música, literatura, bailes, comida, tradiciones, valores y creencias, han recorrido el mundo. La celebración del “Día de Muertos” es uno de los grandes emblemas culturales de México. Por su abundancia y colorido, desde 2003 la Organización de las Naciones Unidas para la Educación y la Cultura (UNESCO) considera la festividad como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. De manera general, esta celebración incluye prácticas como adornar las tumbas en los cementerios y dedicar altares que incluyen diversos elementos para conducir a las ánimas de regreso al mundo de los vivos.

 

Culturalmente, el Día de Muertos en México representa una rica y diversa herencia, ofreciendo al mundo una valiosa lección sobre cómo encarar la muerte con respeto, amor, gratitud y, en ciertos casos, incluso con humor y gracia. Especialmente el 1 y 2 de noviembre, México se llena de altares, catrinas y ofrendas que reciben y veneran a los difuntos. Esta tradición se remonta a más de 500 años, fusionando las costumbres de la cultura prehispánica con la católica.

 

La conexión entre los vivos y los muertos es palpable, pues se establece una comunicación simbólica durante estos días. Los elementos de la ofrenda, como el alimento y las bebidas, son una invitación a los difuntos para que regresen y compartan momentos con sus seres queridos. Esta creencia invita a la reflexión sobre la muerte, no como un final, sino como una parte más del ciclo de la existencia.

 

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